miércoles, 11 de agosto de 2010

Los comienzos del Salitre

La Leyenda y la historia se funden en los primeros años del Salitre. Pero una y otra señalan desde el comienzo una trayectoria de esfuerzo, de inteligencia y tesón. Desde muy temprano en la vida de Chile, el hombre del desierto abría surcos hacia el futuro.
Breve bosquejo histórico.- Según las tradiciones más generalmente aceptadas, la existencia del caliche era perfectamente conocida desde tiempo inmemorial por los pobladores de la zona de Tarapacá, quienes pulverizaban este material y lo utilizaban como abono para sus cultivos de trigo, papas y maíz. Así lo han confirmado historiadores de la talla de William Prescott, quien estudió a fondo la cultura incaica que había extendido su influencia hasta Tarapacá y aún más al sur. Documentalmente puede señalarse que ya el 24 de agosto de 1528, en pleno período de la Conquista, se conocía y estimaba el valor del salitre, pues en la fecha señalada se expidieron ordenanzas relativas a la demarcación de los corregimientos de Arica, Carangas, Lipez, Paria y Pacajales, en donde se indica el establecimiento de un hito "en la Pampa del Salitral" y otro "en la Pampa Salitral del Solo".
La leyenda relativa a que el salitre fuera descubierto por dos indígenas con la colaboración del párroco de Camiña no resiste al análisis histórico, pues el curato de Camiña fué establecido dos siglos después de la fecha que llevan los documentos a que acabamos de hacer referencia. Y es de señalar, asimismo, que el salitre fue conocido y utilizado primeramente como abono y solamente más tarde se le utilizó para la elaboración de explosivos, o sea, todo lo contrario de cuando afirma la leyenda del Cura de Camiña.
La elaboración del Salitre fue muy primitiva hasta el propio Siglo XIX y, a tal respecto, vale la pena reproducir algunas frases del historiador peruano, don Manuel de Mendiburo, quien señala: "El beneficio lo hacían los indios colocando las piedras molidas en recipientes de cuero, que en la parte baja tenían un taladro. Ponían agua y después de 24 horas, quitadas una clavijas o tapas, recibian en botijas el líquido que destilaban. Luego le daban cocción en pailas y se formaban canutillos de salitre que aún refinaban nuevamente. Este nitrato y el que producía una mina inmediata al pueblo de Acobamba, los compraba el contratista de pólvora de la mina de azoque y Huancavélica. Los que fabricaban pólvora y la expendían de contrabando para fuegos artificiales, también solicitaban estos salitres; mas, a causa de haberse prohibido dichos fuegos, no pudieron ya venderse, aunque los indios los ofrecían a un y medio real por libra, y dejaron la elaboración por no encontrar tampoco habilitadores". La Explotación del salitre recibió un impulso considerable con la invención de un procedimiento eficaz para extraer salitre potásico de los caliches de Tarapacá. Este invento se debió a un hombre de ciencias alemán, domiciliado en Bolivia, don Tadeo Hanke, quien dió a conocer su sistema, sin ninguna finalidad de lucro personal, en el año 1809. Sin embargo, el salitre no tuvo mucho éxito comercial inmediato en los centros europeos que, por aquella época, eran los principales del mundo. Según el historiador don Roberto Hernández, "el primer cargamento de salitre remitido a Liverpool, en 1820, fué arrojado al agua como tierra inútil", aún cuando los indígenas peruanos lo utilizaban como abono desde tiempo inmemorial y con él se fabricaba pólvora desde mediados del siglo XVI. Ya desde 1810 a 1812 se establecieron siete u ocho "oficinas" en las pampas salitreras de Negreiros, Pampa Negra y Zapiga y hay constancia de que la producción salitrera de Tarapacá alcanzó a veintitrés mil ciento sesenta quintales de treita y unas libras, entre finales del mes de octubre de 1812 y principios de febrero de 1813.
Los primeros embarques de salitre de que haya constancia se efectuaron para el Callao en las fechas y por los barcos que se indican: en marzo de 1812, por la fragata "Trial"; en mayo del mismo año, por el bergantín "Santa Bárbara"; en agosto, nuevamente por la fragata "Trial"; en septiembre, por la fragata "Especulación"; en noviembre, por el bergantín "Pilar"; y en diciembre, por el bergantín "Candelaria".
Entre los primeros elaboradores que recuerda la tradición está el de un portugués, de apellido Negreiros, su administrador general, el chileno Julián Fierro, Esteban Vernal, Benito Colla, Manuel Hidalgo, José Jacinto Plaza, Manuel Arias, Vicente Granadino, Basilio Carpio, Atanasio Tinaxas y una dama, doña Anda Vilca, seguramente indígena.
Las primeras exportaciones regulares de salitre para el extranjero fueron establecidas por un ciudadano chileno avecindado en Tarapacá, don Santiago Zavala, y la reglamentación de ellas fue determinada por un Decreto Supremo del gobierno peruano, fechado el 28 de mayo de 1828, firmado por el Presidente La Mar, resolución que constituye, a la vez, el primer acto administrativo del gobierno exportado bajo esta reglamentación lo fue por el puerto de Iquique, el 30 de marzo de 1830. Entonces, el "puerto mayor" de Iquique tenía sólo 100 habitantes. (1961)

Foto 1: Barcos como éste fueron los primeros en transportar el salitre de Chile hacia el extranjero, donde la entrada de nuestro producto fué, al comienzo, lenta y difícil.

Foto 2: El puerto de Tocopilla, actual centro de embarque del salitre que produce la Anglo-Lautaro. Con su proyectada mecanización se convertirá en uno de los más modernos del país en su tipo y subrayará el contraste con los rústicos embarcaderos de donde partía en un comienzo nuestro producto.